Verdades de la amistad femenina
Por: Angélica Gallón Salazar
Bogotá, 19 febrero 2012
Con su novela 'Indian Express', la escritora española se acerca, a través de un viaje a la India, a los intensos afectos que se tejen entre mujeres.
La 
escritora española Pepa Roma escribió encerrada en su casa de Cartagena la 
novela ‘Indiana Express’, ganadora del premio Azorín 2011. / Luis 
Ángel
El 
tema de la amistad entre mujeres venía dándole vueltas en la cabeza desde hace 
tiempo. La escritora y periodista Pepa Roma observaba con inquietud cómo las 
mujeres después de cierta edad, cuando empezaban a ser testigos del rastro que 
había dejado el tiempo en sus relaciones de pareja o simplemente cuando se 
quedaban solas, por el divorcio, la viudez o el desamparo de los hijos, 
empezaban a darle más importancia a las relaciones de amistad con viejas 
conocidas que habían perdido su prominencia ante las urgencias de la 
familia.
“Empecé 
a notar que, con insistencia, en las reuniones entre mujeres maduras se imponían 
unas cómicas ideas: ¿para qué necesitamos a los hombres, a esos maridos que son 
cada vez más gruñones y que no nos quieren acompañar a ningún lado? ¿Para qué 
queremos a los hombres si entre mujeres podemos ir de viaje y divertirnos?”, 
recuerda la escritora española, quien en esas charlas de té encontró el primer 
filón para escribir su novela Indian Express, ganadora del Premio Azorín 
2011.
Pepa 
Roma creó así dos personajes para su historia, Lola, una escritora, y Che, 
actriz de teatro, ambas caminando por los sesenta años y amigas a pesar de las 
distancias y los avatares de la vida desde hace cuarenta.
Para 
celebrar semejante lealtad y permanencia, las dos mujeres se embarcan hacia la 
India, en un viaje que se habían prometido en su juventud que harían. Lola, que 
había visitado ese país en los años setenta, va descubriendo de mano de su amiga 
cómo se ha transformado su cultura.
“Mi 
literatura tiene que ver con ese viaje a la India que hice de joven. Si no lo 
hubiera hecho, quizás no fuera escritora. Era la última época del franquismo y 
la India era el país privilegiado para visitar por fuera de Europa. Llegar de 
Londres a Bombay fue la puerta de descubrimiento del mundo para muchos de mi 
generación. La India era además un lugar muy épico y literario. En una novela de 
Herman Hesse, El filo de la navaja, había un personaje que iba a la India y 
volvía transformado; eso para una adolescente que estaba preguntándose por el 
sentido de la vida resultaba muy trastocador”, confiesa la escritora. Roma se 
valió de ese viaje iniciático y de los múltiples que haría después al 
subcontinente para nutrir los paisajes de su novela.
Los 
personajes de Indian Express, a la vez que son testigos de las contradicciones y 
paradojas de esta cultura, hacen un viaje al interior de su amistad, desvelando 
las tensiones soterradas que parecen sobrevivir siempre en las relaciones entre 
mujeres.
“Hay 
una mitificación de la amistad femenina, pero las amistades de hoy en día, sobre 
todo entre mujeres profesionales, se han ido cargando de mucha rivalidad de la 
que no se habla abiertamente. Antes, en las amistades de la adolescencia ya 
había rivalidad por quién era la más guapa o quién se llevaba el chico mejor, 
pero era una rivalidad muy tenue. Ahora, con la proyección social cada vez mayor 
a la que aspira la mujer, creo que las confidencias entre ellas se viven menos 
desprevenidamente”, dice Pepa Roma, y confiesa que muchos de los comentarios que 
van surgiendo entre sus dos protagonistas son anotaciones de cosas que ella ha 
vivido. “Fui descubriendo un lenguaje muy corrosivo y crítico entre las mujeres, 
que se manifiesta primero de una forma encubierta, pero que luego se vuelve más 
explícito. Mucho de ese lenguaje de mi novela está alimentado de las anotaciones 
que han hecho mujeres a mi alrededor”.
Así, 
esta escritora, que en otras novelas premiadas, como Mandala, se había ocupado 
de descobijar las relaciones amorosas, se olvida esta vez del amor y se entrega, 
con una prosa coloquial, a descascarar literariamente un mundo muy femenino, 
quizás tan cargado de afectos como el amor mismo. “Escribiendo el libro uno es 
testigo de que las relaciones de amistad entre mujeres están cargadas de mucho 
afecto. Compartimos muchas intimidades, compartimos los fracasos amorosos y hay 
mucha complicidad, por eso mismo esas amigas son las que tienen más poder para 
hacerte daño".
Más información en:
http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-327602-verdades-de-amistad-femenina
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