5.025 visitantes, para ser exactos. Esta es la cifra en el marcador de visitantes con la que me he despertado este domingo 18 de diciembre de 2011. Más de 5.000 visitantes y 54 seguidores registrados.
No son las cifras de un best-seller, cierto, pero tremendamente importantes para mí, ya que con este blog, iniciado hace apenas unos meses -el de abril- con objeto de dar a conocer todo lo relacionado con las andanzas y el mundo de "Indian Express" tras ganar el Premio Azorín de Novela, rompía varios años de silencio y eclipse mediático.
Tras treinta años de periodismo en activo y siete libros publicados, llevaba más de seis años -por diversas razones personales y profesionales- sin poner mi firma a un libro o a un artículo. A la velocidad a la que se renuevan nombres, autores y noticias en las mesas de novedades y los medios de comunicación, me daba poco menos que por muerta para el público, como mucho una figura del recuerdo para los que me leyeron años atrás.
Llevada por el ansia de reconectar con lo que más satisfacciones me había proporcionado, me encerré dos años para escribir "Indian Express", sin hacerme muchas ilusiones sobre su destino o publicación.
Asumí finalmente eso que en algún momento se ve obligado a asumir todo escritor. El escritor tiene mucho de naufrago en la isla desierta de su escritorio. Cuando terminas tu obra es como lanzar un mensaje dentro de una botella al mar. Por ello saltas de alegría cuando descubres que esa botella no se perdió en el oceáno, si no que llegó a alguna costa y alguien la encontró.
Cuando recibes un premio por ello, te sientes muy recompensado por tu trabajo, reconocido. Pero sólo cuando ves la respuesta real de los lectores sientes que de verdad has llegado a alguna parte con tus palabras.
Me produce, además, especial satisfacción y orgullo descubrir que mi botella ha cruzado el Atlántico, ya que más del 40 por ciento de visitantes y seguidores proceden de Latinoamérica y Estados Unidos. No sólo mi libro ha llegado ya allí, si no que yo en persona estaré presentándolo en el continente americanos en las próximas semanas: Buenos Aires, a través del programa "Leer es un placer" de Natu Poblet; Bogotá y Cartagena de Indias en mi próxima visita a Colombia en enero; y Miami en febrero.
Mi éxito es vuestro éxito, el éxito mutuo de comunicarnos en un blog o alrededor de un libro, que al fin y al cabo no son más que una excusa para encontrarnos en un estado de comunión mental, emocional, espiritual. Así que gracias a todos los que habeis pasado o hecho asiduos de estas páginas, y desde ahora brindo por todos vosotros para desearos unas muy felices fiestas y un año nuevo tan renovado y lleno de nuevas perspectivas y posibilidades, que del 2011 no nos quede más que el recuerdo de los buenos momentos pasados junto a los que quieres, debajo de un árbol, mirando el mar, contigo mismo, o alrededor de un libro. Esos momentos íntimos que al fin y al cabo son los que nos forman como seres plenos.
No son las cifras de un best-seller, cierto, pero tremendamente importantes para mí, ya que con este blog, iniciado hace apenas unos meses -el de abril- con objeto de dar a conocer todo lo relacionado con las andanzas y el mundo de "Indian Express" tras ganar el Premio Azorín de Novela, rompía varios años de silencio y eclipse mediático.
Tras treinta años de periodismo en activo y siete libros publicados, llevaba más de seis años -por diversas razones personales y profesionales- sin poner mi firma a un libro o a un artículo. A la velocidad a la que se renuevan nombres, autores y noticias en las mesas de novedades y los medios de comunicación, me daba poco menos que por muerta para el público, como mucho una figura del recuerdo para los que me leyeron años atrás.
Llevada por el ansia de reconectar con lo que más satisfacciones me había proporcionado, me encerré dos años para escribir "Indian Express", sin hacerme muchas ilusiones sobre su destino o publicación.
Asumí finalmente eso que en algún momento se ve obligado a asumir todo escritor. El escritor tiene mucho de naufrago en la isla desierta de su escritorio. Cuando terminas tu obra es como lanzar un mensaje dentro de una botella al mar. Por ello saltas de alegría cuando descubres que esa botella no se perdió en el oceáno, si no que llegó a alguna costa y alguien la encontró.
Cuando recibes un premio por ello, te sientes muy recompensado por tu trabajo, reconocido. Pero sólo cuando ves la respuesta real de los lectores sientes que de verdad has llegado a alguna parte con tus palabras.
Me produce, además, especial satisfacción y orgullo descubrir que mi botella ha cruzado el Atlántico, ya que más del 40 por ciento de visitantes y seguidores proceden de Latinoamérica y Estados Unidos. No sólo mi libro ha llegado ya allí, si no que yo en persona estaré presentándolo en el continente americanos en las próximas semanas: Buenos Aires, a través del programa "Leer es un placer" de Natu Poblet; Bogotá y Cartagena de Indias en mi próxima visita a Colombia en enero; y Miami en febrero.
Mi éxito es vuestro éxito, el éxito mutuo de comunicarnos en un blog o alrededor de un libro, que al fin y al cabo no son más que una excusa para encontrarnos en un estado de comunión mental, emocional, espiritual. Así que gracias a todos los que habeis pasado o hecho asiduos de estas páginas, y desde ahora brindo por todos vosotros para desearos unas muy felices fiestas y un año nuevo tan renovado y lleno de nuevas perspectivas y posibilidades, que del 2011 no nos quede más que el recuerdo de los buenos momentos pasados junto a los que quieres, debajo de un árbol, mirando el mar, contigo mismo, o alrededor de un libro. Esos momentos íntimos que al fin y al cabo son los que nos forman como seres plenos.
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